Pero más maravilloso que la sabiduría de los ancianos y que la sabiduría de los libros es la sabiduría secreta del océano.
Howard Phillips Lovecraft
Océanos (1/7).
Pilar Gorricho
Me canso.
Sucede que me canso.
No como Neruda de ser hombre
si no, de pasear mis edades
siempre por los mismos senderos:
esos que llevan a una Roma
de fontanas obtusas y taponadas
arrojando monedas
a los dientes de los crepúsculos.
Siempre el mismo empedrado sin costillas;
diseño de gigantes gateando
hacia un orbe nuevo de etéreas nostalgias.
Sin abrir las compuertas de las acequias,
-eriales sin oasis-
veo anegarse frente a mis delirios
el minúsculo intento de romper cadenas
con la parsimonia del necio.
No como Neruda de ser hombre
si no, de pasear mis edades
siempre por los mismos senderos:
esos que llevan a una Roma
de fontanas obtusas y taponadas
arrojando monedas
a los dientes de los crepúsculos.
Siempre el mismo empedrado sin costillas;
diseño de gigantes gateando
hacia un orbe nuevo de etéreas nostalgias.
Sin abrir las compuertas de las acequias,
-eriales sin oasis-
veo anegarse frente a mis delirios
el minúsculo intento de romper cadenas
con la parsimonia del necio.
Voy plantando magnolias en los retretes
para olvidarme del desamparo,
y espero que broten entre el cieno
de lo estático.
Mientras, espero y espero
que los almanaques de las horas
alumbren pegajosos cadáveres
de física cuántica resolviendo
ecuaciones a destajo.
para olvidarme del desamparo,
y espero que broten entre el cieno
de lo estático.
Mientras, espero y espero
que los almanaques de las horas
alumbren pegajosos cadáveres
de física cuántica resolviendo
ecuaciones a destajo.
No apostando nada,
para no perder nada.
Regalando las barajas de las posibilidades
a los arcanos del desasosiego
que despojan almas
de sus engalanadas vestimentas
para transmutarlas
en homeless de una imprecisa ventura.
Océanos (2/7).
Cecilio Barragán
Sempiterna incertidumbre
de sofá y degollado mueble
que chirría hastiado mi nombre.
Camino de dameros en los pasillos que atravieso
con la premura de quien encontrará
entre las baldosas,
el santo grial de su existencia
y tan solo encuentra,
aquellas trampas para ratas
por donde siempre se vuelve a pasar.
¡No modifiques tu camino!
grita el estepario lobo del subconsciente
haciendo gala de su bastarda condición
de dueño y señor
de un vitalicio feudo.
Océanos (4/7).
Pilar Gorricho
pues ni siquiera
tienes un perro que te reconozca
ni Atenea que disimule tus facciones
rabiosas de cicatrices,
o te advierta de los peligros que te acechan.
Vuelve sobre tu rastro y camina
sobre el asfalto de las preguntas;
ponzoñosa arteria donde te reconoces.
Entre tempestades de mediocres membresías
y apuestos hijos de Abraxas,
pero te reconoces.
Muerden los templarios de las hecatombes
todo intento de traspasar
los arrabales de la remembranza
y caminar sobre las aguas,
como un Cristo que despojado de su ego
nos regaló un camino nuevo.
Océanos (4/7).
Cecilio Barragán
Océano,
dones de profecía entre serpientes
padre de ríos y arroyos-
" Poderosa corriente del río océano"
relató Homero.
Extenderse hacia el pecho de las aguas
circundando horizontes y cielo raso
como una orquesta armónica
con el sol como única batuta.
Es Titán quien copula mis futuros
sin pecado original.
Que hasta la culpa y el yugo de su castigo
caducan,
escupiendo el beso del perdón
en nuestro maldito karma
el día menos esperado.
Océanos (5/7).
Cecilio Barragán
Abro la ventana de la algarabía,
entran machaconas moscas nacaradas
obturando la salida de este dédalo sanguinario.
Cierro puertas, y se aferran
a las grietas del alma
como un condenado a su última cena.
Ya
pasó
vuestro tiempo.
Los cíclopes reverencian mi paso
y gritaré a Polifemo que " ningún hombre"
jamás hiere.
Quebrantaré
el sacrílego dogma de la presunta
felicidad terrenal
de pies en el suelo
y cabezas en el cielo
Océanos (6/7).
Cecilio Barragán
Océanos (7/7).
Pilar Gorricho
Océano donde beber las primeras aguas
diáfanas y sanadoras
arropando,
los despojos de los hombres.
Me canso,
sucede que me canso,
no como Neruda de ser hombre
si no, de no saber ser niña
y
amada hija
diáfanas y sanadoras
arropando,
los despojos de los hombres.
Me canso,
sucede que me canso,
no como Neruda de ser hombre
si no, de no saber ser niña
y
amada hija
del oráculo de Nereos.
Océanos (7/7).
Cecilio Barragán
octubre
2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario