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martes, 30 de diciembre de 2014

DESPOJANDO MIRADAS.

(III mirar-ver) - Despojando miradas (1/5). Pilar Gorricho

(“Mira dos veces para ver lo justo. No mires más que una vez para ver lo bello”. (Henry F. Amiel)

Callan los recuerdos la boca del espino. Sin el compasivo tamiz de lo enigmático  mísera es la memoria, impertinente  hacedora de atajos tolerantes.
Mis retinas son tropiezos irreverentes
en la augusta yerba del concepto.
El recuerdo es un horizonte tan plano
como el cerebro que intenta disuadirlo.
 
 
 (III mirar-ver) - Despojando miradas (1/5). Cecilio Barragán

(III mirar-ver) - Despojando miradas (2/5). Pilar Gorricho


La mudez ...sólo eso nos salva, la mudez,
No debería ser difícil reposar la palabra
en pos de lo fresco.
La mudez de semblanza olvidadiza
es un aventurero modo de mirar...
percibiendo.

Mírate  en el verso,- grita mi reflejo incólume
de historia viva - Apología de lo innato.
Mírate en el verso: luego habla a las cosas
despedaza su misterio impenetrable.
-Habla a las cosas, habla al amor, háblale a tu otro yo-
 

 
 
(III mirar-ver) - Despojando miradas (2/5). Cecilio Barragán

(III mirar-ver) - Despojando miradas (3/5). Pilar Gorricho

Ciega y muda me hallo ante el gran mundo
otorgado en esquinas floreadas. Detalles de tibias conciencias regalan colores, mientras mi ser, es verso descuidado en la levedad de lo absoluto.

Plasma de fe de erratas, exorcismo
de la palabra escurriendo bilis
entre la neblina de papel.

 
 

(III mirar-ver) - Despojando miradas (3/5). Cecilio Barragán


(III mirar-ver) - Despojando miradas (4/5). Pilar Gorricho

¿Mi ojo ha mirado la corola de una rosa
sin saberse preso de su espina?
¿Ha mirado el acero sin saberse reflejado
en su gélido misterio?
¿Cómo llamar la génesis de la nada?

¿He mirado la cordillera nevada del rostro
cuando se hace frente lumínica?



(III mirar-ver) - Despojando miradas (4/5). Cecilio Barragán


(III mirar-ver) - Despojando miradas (5/5). Pilar Gorricho


Olvidar quisiera, el nombre de las cosas.
Llamarlas equis perdidas.

Curiosear en su médula hasta sacarle los ojos,
a la respuesta insólita yo abandonarme.

Mirar de frente la despejada luz naciendo
de mis pechos
sin el temor mortal en las axilas.

Para vivir,
 para vivir.
 
 


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